El 31 de enero bajará definitivamente la cortina de la textil que, con otros nombres (Campomar y Agolan) y otros sistemas de gestión, había resistido desde 1906.
Así lo establecieron los cooperativistas en la asamblea del martes, según consignó La Diaria, y hubo consenso para la inscripción masiva en cursos de formación.
Cuando la paraestatal Agolan había comenzado a dar pérdidas y las inyecciones de dinero no dieron abasto, José Mujica había aconsejado el cierre de la textil. En 2014, sin embargo, un grupo de trabajadores optó por retomar el desafío, esta vez autogestionado, y el Fondes le dio US$ 960 mil. Dos años después, Tabaré Vázquez aprobó otro préstamo por US$ 1,69 millones. Pero tampoco fue suficiente.
Puerto Sauce estaba dando pérdidas de US$ 70 mil al mes, dijeron fuentes de la cooperativa. El gran problema ahora, dicen, es que al Inacoop (ex Fondes) se le debe más de la mitad del valor de los préstamos y hay garantías de cuatro familias en juego.
A diferencia de otros poblados de la zona, Juan Lacaze basó su economía (y su arquitectura) en torno a las industrias. La ciudad está diseñada como ramificaciones que van a parar a Fanapel y a Puerto Sauce.
El cierre de las industrias está convirtiendo a la ciudad, según los vecinos, en un pueblo “dormitorio”. Muchos jóvenes están saliendo a trabajar en las pasteras del litoral. El alcalde de Juan Lacaze, Darío Brugman, reconoció a El País, que “hay nerviosismo e incertidumbre, pero hasta el momento no se ha visto una baja importante de la población”, que consta de 14 mil habitantes.
Fuente: Uypress