El Mirador Educativo del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) presentó el miércoles el reporte sobre el estado de la educación en Uruguay y reveló que siete de cada diez niños de sexto año de escuela no pueden calcular el perímetro y área de “distintos polígonos” ni el “promedio de un conjunto de números”.

Dividieron el rendimiento en matemáticas en 5 niveles, de acuerdo con las habilidades de los estudiantes en la materia, y el 71,2 no logra superar el nivel 3, es decir, “reconocen relaciones de orden y equivalencias entre números racionales, identifican unidades del sistema métrico decimal para expresar distintas unidades, triángulos y cuadriláteros especiales”, y solo el 6,5 % de los niños pueden ordenar “fracciones de distinto denominador y calculan perímetros, áreas y volúmenes”.

Esta brecha se amplía si se tiene en cuenta el nivel socioeconómico de los niños. Los niños que vienen de contextos muy favorables tienen mejores desempeños, el 50 % de ellos llega a los niveles 4 y 5 en la escala. Por su parte, esa cifra desciende al 12 % para los que provienen de contextos muy desfavorables.

Adicionalmente, la mitad de los estudiantes que vienen de contexto crítico no superan el nivel 2, mientras que tan solo el 10 % de los alumnos del otro extremo del espectro se ubica en ese puesto. (En base a Telenoche)

REFLEXIONES FINALES DEL INFORME (INEED)
La presentación de los niveles de desempeño por dimensión permite hacer una lectura transversal, y habilita un análisis de las progresiones en los tipos de tarea que pueden desarrollar los estudiantes en cada nivel. A su vez, se buscó ejemplificar algunas de estas tareas en las progresiones de dos de los bloques temáticos.
Entre los estudiantes de sexto año las tareas de la dimensión información resultaron más accesibles que las de aplicación y comprensión. En el extremo inferior del desempeño, el 6% de los alumnos de sexto solo es capaz de reconocer relaciones de orden en números naturales y decimales, información explícita en tablas y gráficos estadísticos simples, unidades de medida sencillas (longitud y masa) y representaciones de polígonos y figuras del espacio.
También realizan sumas, restas y multiplicaciones sencillas, y calculan razones simples. En cuanto a la dimensión comprensión, modelizan situaciones simples con sumas y restas.
En el otro extremo de los desempeños, solamente un 6,5% de los estudiantes de sexto reconocen números primos y el desarrollo plano de distintas figuras del espacio. En cuanto a aplicación, ordenan fracciones y expresiones decimales, calculan e interpretan perímetros, áreas y volúmenes de distintas figuras, y relacionan distintas unidades del
sistema métrico decimal. Sobre comprensión, interpretan distintas representaciones de números racionales, las propiedades de las operaciones básicas y del sistema numérico decimal, y la proporcionalidad, y también extraen conclusiones sobre el significado del promedio y cómo se relaciona con los datos. Es decir, los estudiantes del nivel 1 realizan
actividades sobre los distintos bloques temáticos y que involucran las tres dimensiones de la competencia matemática, aunque son tareas de complejidad cognitiva bastante más baja que las que desarrollan los alumnos que se encuentran en el nivel 5.
Los datos presentados reflejan que la distribución de los estudiantes en los distintos niveles no es equitativa: a pesar de que en todos los contextos socioeconómicos y culturales se registran alumnos con desempeños en todos los niveles, el porcentaje de estudiantes en los niveles superiores es mayor para aquellos que provienen de medios socioeconómicos
más favorables.
Asimismo, cabe destacar que alrededor de la tercera parte de los alumnos que egresan de sexto año tiene desempeños correspondientes a los niveles más bajos que fueron definidos para la competencia matemática (1 y 2). Esta información llama la atención sobre la relevancia de diseñar mecanismos de apoyo en las escuelas y que fortalezcan el tránsito de los estudiantes entre educación primaria y media, así como su continuidad en el sistema.
El ejercicio de reescribir los niveles de desempeño en relación con la dimensión de la cual dan cuenta e identificar las progresiones, así como el de buscar tareas que representen cada uno de estos matices en los desempeños, es un modo de operacionalizar los niveles de desempeño. Se espera que esta forma de presentar estos niveles ofrezca insumos para los tomadores de decisiones de política educativa para el establecimiento de perfiles de egreso.

Asimismo, se espera que la lectura transversal de los niveles por dimensión habilite a los docentes a pensar matices en las actividades que proponen a sus alumnos, de modo de orientar las estrategias didácticas implementadas para favorecer las progresiones en los desempeños de sus estudiantes.

 

 

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