UN EMBLEMA DEPORTIVO IMBORRABLE: GILBERTO VILA. Ex presidente, DT. de Nacional.
Caminaba desde la sede en dirección a la cancha con la estructura de lo que sería la espléndida tribuna de frente. El sueño se concretaba. El legendario y siempre presente en la memoria Parque Haberli se convertiría en un estadio orgullo, tricolor y helvético.
Ya radicado en la capital, mis visitas al anterior pago se efectuaban periódicamente. Esa tarde en dicha recorrida, se da la oportunidad de encontrarme con la inconfundible sonrisa de un hombre con características muy singulares. Lo saludo amablemente añadiendo, “Lo felicito Don Gilberto. La ilusión, mirando las obras de las gradas, se está haciendo realidad.” El gesto simpático, usual, se agrandó, respondiendo “lo ve Ramos, lo estamos logrando”, y así ocurrió. Pensé para mi adentro, si existe uno de los varios que se merecen este salto de calidad institucional y deportivo, es este multifacético personaje, futbolista, dirigente, director técnico, etc.
Gilberto cumplió claramente con su misión con alta calificación en todas las funciones, varias, que, con gran amor tricolor y futbolístico, zonal, departamental y alto compromiso asumió y llevó adelante. Trabajo, calidad, talento, voluntad, algunos signos que marcaron su accionar, determinantes de su personalidad relevante.

LABORIOSIDAD, ÉXITOS
Dirigente rutilante, presidente de Nacional, casi veinte años de ejercicio. De la pelota balón futbolístico deportivo práctico, pasó a la del tenis, jugador destacado casi hasta ser octogenario.
En la liga Helvética fue un brillante delegado, en épocas en que el nivel directriz era como un mini parlamento, con integrantes de la alcurnia de Don Mario Licio Costa, Alberto Faget, Aníbal Paiva, Juan Muller, Enrique Comas, Juan Klett, Celestino Lautaret, Juan Meller y toda una pléyade de grandes figuras que prestigiaron como nunca al máximo organismo deportivo futbolístico local. Incluso pese a su conocida, nunca desmentida ni ocultada adhesión tricolor, tuvo el privilegio y la responsabilidad de ser presidente de la liga. Hombre de profundos conocimientos en lo teórico y en lo práctico relativo al fútbol.
Supo ser director técnico del club, de la selección de la liga 63, 64, 66, 72, con títulos departamentales y del combinado de la Federación de ligas de Colonia en torneos del litoral.
Líder nato, conductor con firmeza en todas las agrupaciones que dirigió a nivel dirigencial y futbolístico. Su palabra sabia y elocuente era casi sagrada en todos los ámbitos que lo contó como protagonista de primera línea.

EN LO DEPORTIVO
Al lado del profe Roberto Cacciatore, un fenomenal profesional, formaron una dupla de conducción de alta consideración, lo pude comprobar. Un dúo de lujo dirigiendo al frente de la selección, tiempo en que la liga Helvética ganaba con reiteración.
La visión aparece clarita como un arte de magia, cancha de Artesano, una noche de primavera del año 64, ahí me encontraba, luces taciturnas, entrenaba Colonia, litoral. Calentando músculos, el grupo tranqueando alrededor del field. Roberto indica movimientos de estiramientos, gimnasia, acciones físicas exclusivas, Gilberto y su 4, 2, 4 táctico. Un 8 de ida y vuelta, “Morenito”. Punteros bien abiertos, Aco, Spinelli, Demaria, A. Muniz. Un 10 desde el medio, llegando, creando, generando, un 9 definidor.
Final ante Carmelo, año 64, Torcher, un volante con llegada, lastimaba.
-“Vení Juanca Domínguez, (hombre de marca), encimáme al carmelitano”. “Sentate en el banco, H. Gazza”, (atacante). Volviendo al trabajo preparativo, todos picando a la mayor velocidad posible en los 50 metros finales ante el arco. Un poste y una pelota de goma a 3 metros de altura en fila india. A correr y efectuar el mejor salto en busca del útil.
G. Vila se marchó de esta vida en el año 2003. Una estela existencial llena de enseñanzas que quedaron tatuadas a fuego en la comunidad que conoció de él y su forma de sentir y ser.
Reconocimiento y recordación a modo de gratitud.

DENIGRANTE
Por encima de normas arcaicas que lo autorizan, hay cosas que desde el simple sentido común son absolutamente insostenibles. Que, a un narco reconocido, preso en Dubái, se le otorgue desde Uruguay un pasaporte que le permita quedar libre es una aberración indignante. Clara responsabilidad política, en un estado democrático que hace agua por todos lados. Toma decisiones que nos hacen ver en el mundo como una aldea.

Hasta siempre.

Por José Ramos – jose_esteban_ramos_@hotmail.com

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